Quiero palparte a palmos, guardar la planimetría de
tu cuerpo,
Iargar desde tu norte hasta tu sur un meridiano
zigzagueante;
y mapeado el horizonte, zarpar de ese muelle
emperlado rumbo sur.
Tengo programados varios destinos, algunos
encumbrados,
otros profundos, como la serenidad de tus
pensamientos;
unos navegables y conocidos, otros tan solo
imaginables.
Supongo que habrá riesgo de en algún momento
naufragar,
de perder la vida entre tus aguas profundas y
cálidas,
de no poder volver a soñar, a brindarle sonrisas a tu
mar.
Asumo que en las playas más desoladas se hallaran
tesoros;
que surgirán entre cada destino rumbos desconocidos;
que la ondulante ruta trazada se hará más larga, más
plena.
Navegare como si fueras un universo nuevo para el
mundo
ignorando otras huellas, o vestigios de una
civilización ajena;
sonriéndole a cada mañana y cantándole a cada ocaso.
Dejare que la marea, de vez en vez me guie, sin vela,
ni estrellas,
que sean esas corrientes que cautivan, las que den el
rumbo
y que el destino de mi sueño cada noche, sea
inesperado, un antojo.
Quiero dibujar con las estrellas, el rumbo más
placido a tu corazón;
surcar este océano de sensaciones que se desborda de
tu ser
y finalmente atracar en los sueños más fértiles,
donde pretendo ser.
Ya tengo un catalejo, la brújula y un primer bosquejo
de mi viaje,
solo resta besarte y embarcarme…
Henry.