jueves, diciembre 10, 2020

Mar de leva

Oye Mar en leva
Vives recordándole al barrio, alegrando con tu caminao
que el simple suspirar del viejo bailador, que mira sin consuelo
se desborda con anhelo, cuando a paso altivo, hay buen contoneo.
Y en tu cintura, que en salsa salpimienta calles y aceras
se cuelgan las miradas y ansias, de transeúntes y forasteros
enamorados, no tanto del barrio como de tu salsoneo.
 
Ay Mar de mis amores, no te estrelles más en roca estéril
que acá hay playa, con dulces cocoteros,
donde sin esmero puede varar tu oleaje verdadero.
Ay Mar de mis amores ven a ver te digo, en plena franqueza
como este barquero y pescador sincero
en tu inmensidad se quiere dedicar a vivir en pleno.
 
Ay Mar de mis amores, no te estrelles más en roca estéril
 
Que acá yo me quedo con el resplandor de tu sonrisa en leva
que rompe el calor de la tarde santiaguina, dando vistazo al cielo.
 
Ay Mar de mis amores ven a ver te digo, en plena franqueza
 
Que espero cada tarde naufrague mi mayor angustia, al verte
y sea tu sonrisa hoy sincera, libre de penas y paraíso en alegría.
 
Alegría y salsoneo, va contoneando el mar de mis anhelos…
 
Melodía que desborda alegría, baña con su mirada mis mañanas, mis buenos días
 
Alegría y salsoneo, va contoneando el mar de mis anhelos…
 
Y ella bailando se la pasa, con una salsa en sus labios rosa,
 
Alegría y salsoneo, va contoneando el mar de mis anhelos…
 
yo envidiando no ser melodía de guaguancó, pa vivirle en la cabeza
 
Alegría y salsoneo, va contoneando el mar de mis anhelos…
 
No te estrelles más en roca estéril, vente con este barquero y pescador sincero
 
Alegría y salsoneo, va contoneando el mar de mis anhelos…
 
Ay Mar de mis amores, vara acá tu inmensidad y oleaje verdadero
 
Ay Mar de mis amores ven a ver te digo, en plena franqueza
en tu inmensidad me quiero dedicar a vivir en pleno.


Henry. Ardes.
 

Sutiles diferencias

Se me olvido quererte no es lo mismo que deje de amarte, lo primero fue por falta de práctica, lo segundo seria si ya no me importaras.

Por eso propongo el punto medio, el café de la tarde, mirando desde San Antonio a los demás en las mismas, y charlar.

O ver las luces titilantes frente al río refunfuñón, desde la altura de mi balcón, unos vinos y una charla ambientada con su rumor.

Pero el que aún me importes, tampoco implica que mi corazón te conserva como en el momento del primer beso en Los Cristales, o como esas tardes bajo el samán.

Solo son el buen recordar de las sonrisas y la gratificante sensación de ambos estando ahí, sin más razón que ver la tarde Santiaguina teñirse de un efímero adiós al Valle, mientras sabíamos que estábamos ahí, cada cual para cada tal.

Ardes.