martes, septiembre 28, 2010

Inocua Sensación


Tan solo era la penumbra y el silencio del tupido bosque de mis maquinaciones, un panorama poco favorable a un pensamiento no mordaz, o benévolo, o de índole pueril y tierno, ¿que podría nacer de aquel lugar, de este paisaje venido de un film de suspenso?

Con esa incógnita presente, quise darle esperanzas de surgir a esa inocua sensación y para ello aposte a la melodía de un bolero extraviado en el pasado, abandonado por la lujuria de mi carne desgarrada, de mi fe famélica, que tomara aquel suspiro de oportunidad y cerrando los ojos decidí dejar que mi memoria, asistida por el ventilador que suplía a Eolo y aquella melodía, se transportara a una época donde había menos follaje y la luz de los astros iluminaba veladas y paseos. En principio fue el golpe de un bongo, el que confundido con mi corazón se encargo de dictar un ritmo, pero poco a poco la voz sugestiva de una sombra posada en la proa de una canoa, que brotando de un manglar se largo por el agua coronando las olas, se adueño de la cadencia del momento, no fue mas, se perdió al instante la posesión de aquel pensamiento.

Lo vi marcharse, lo sentí doblarse, encerrarse en una concha y zambullirse en la laguna, mientras la voz se desvanecía al compas del canalete que crujía al acoplarse con la canoa, se lanzo, se fugo…

… No fue más parte exclusiva de mi razón, no fue más habitante de la maraña, el agua la resguardó…

Abrí los ojos, sentí la piel fría por el viento constante del ventilador, la melodía clausuraba su partitura y mis labios reflejaban la seca condición de mi alma sedienta, que en ese instante decidió beberse aquella laguna intentando calmar su sed, mientras que destroza cada bivalvo a ver si de paso se encuentra con aquella sensación perdida… …no se si por masoquismo o estupidez aun no le digo a ella que el agua de los estuarios es salobre… … no se si por egoísmo o estupidez no le digo que el amor en ocasiones se marcha con aquellos a los que se a amado…

Tan solo el ventilador, la penumbra y la tupida maraña, adornadas por algún bolero que ahora rompe el silencio, dejan escapar de ves en ves un aliento de melancolía que sonriente danza hasta escribirse. Debería ya decirle que calmemos la sed en otro cuerpo de agua mas dulce… … ¡¡pero sin dejar de volver al mar!!