domingo, marzo 17, 2019

Virtualidad incierta.

He llegado a la conclusión que, entre mi mañana y esta tarde,
entre mis escritos y mis silencios o los reclamos y los aciertos,
te he sentido, soñado y amado tantas veces,
que quizás lo demás ya ha dejado de importarme.

Es que la verdad te he amado tantas veces, en tantos ojos,
en tantas caras, sonrisas, miradas, caricias, pieles y palabras;
he vivido tantas luces solitarias convertidas en plácidos arrullos,
he navegado por aguas tan heladas, caminado trochas desoladas.

Te he amado tantas veces, en el profundo silencio de mi sendero,
que hasta llegue a temer en perder amor, destino y pellejo;
te he encontrado esparcida en miles de recuerdos:
en el banco de un café, tras la timidez incauta o de pie ante una estatua.

Te he amado tantas veces, que muchas he creído ya haberte encontrado
y por poco, casi convencido, me he quedado un momento más del necesario;
y es que han sido tantas veces, que ya no extrañaría el que no llegues;
Te he amado como la vida me ha enseñado: sin controles, prejuicios ni temores.

He recorrido tu piel ausente, besado tus labios en almíbar,
masajeado tus pies perseverantes, abrazado tus caderas sonrientes,
consolado tus momentos desolados, con cuerpo y alma,
sin perder la compostura, aunque así en ocasiones lo hayas deseado.

He escrito entre otros: poemas, sonetos y cuentos;
descrito cuartos, caminos, personajes intrigantes y escenas excitantes;
he largado mi imaginación para amarte en cada rincón
y hasta he inventado un mundo de letras donde duermes a tu antojo.

He tomado entre mis brazos la miel de tu amor ausente
y con ella he jurado amarte tan fuerte como pudiese,
hasta donde llegase el camino y el antojado destino compulsivo,
con obstáculos, pero sabiendo cuan satisfechos habremos vivido.

Y si he de seguir amándote así, para nada reprocharé a la vida,
pues he amado el rompecabezas que ha sido encontrarte en esas noches,
acorde al bosquejo que sostengo en penumbras ante la luna
y a la descripción que cada tanto me traían los faunos y las musas.

Te he amado tanto entre mis días, que hoy ya no temería a tu partida.

Así que, si mañana al despertar por fin estás completa a mi costado,
no repares en donde han estado mis manos cuerpo y sueños,
digiere conmigo toda esa vida de encuentros y distancia,
y convirtámoslos en el simple preámbulo de nuestra llegada.

Porque ya habrán sido tantas las veces que te he amado en ausencia,
que no pretendo seguir divagando ya con vos a mi lado.


 Henry. Jr.