Te propongo esta noche naveguemos los sueños en el
mismo bote, sin dormir, bajo las mismas sabanas, alimentando las flamas que nos
van quemando la piel, que se van alimentando de las ansias.
Te propongo hoy no habites más allá de mis brazos, no
conjures con tus labios razones indeseadas, no pretendas despejar con un
soplido la tormenta que se engendra, que ya llega y nos devorara con fiereza
desde las entrañas.
Te propongo ya no vociferes más mentiras, que no
creeremos ni vos, ni yo, ni el transeúnte incauto que nos ha visto pasar, no
desmientas los deseos, ya no intentes engañar a tu boca, tu piel y tus manos,
que se quieren quedar.
Te propongo rompas ya la soledad de tu cuarto, la
frialdad de tus ausencias, la irracionalidad de tus temores; te propongo que
cambies de balcón y de lecho, que vengas y duermas a mi lado, que ya no robes
más mis sueños, pues ya no es necesario.
Esta noche desciende sin premura, sin afanes
clandestinos y toma conmigo la pausa que nos da el camino; simplemente quédate
sin pereques a mi lado; te propongo solamente que habitemos al alcance de
nuestras manos y sentires, que prepares equipaje para un nuevo viaje, y te
quedes al menos, las mil y una noches que a los soñadores nos toca por derecho.
ARDES.