martes, noviembre 04, 2014

Nota en la marejada

Me encanta nadar entre su sonrisa ajena y en el camino hacia ella, librar el espesor de sus cejas y columpiarme de sus pestañas, todo en la más infame clandestinidad, pues soy ante su mirada, solo otro elemento en el camino, una brisa más de los farallones o como una gota que se precipita anónima desde la tormenta.

Y aunque suelo resguardar con prudencia, cada letra que busca fugarse tras la idoneidad de sus lunares, la verdad es que cada cierta noche rompen el silencio y se aglomeran frente a su imagen, que fortuitamente ha aparecido ante mis ojos, incauta.

Entonces no hago más que dejarlas ser, agruparse frente a su mirada, como mejor les parezca, como ellas quisieran ser ante sus ojos u oídos, simplemente las dejo ser, así como ud a su alegría bendecida; y ahí, ante su imagen las dejo consumir en la noche.

Pero esta noche, sublevadas por los vientos que cruzaban por mi balcón, brincaron juntas buscando ser más que un suspiro efímero, queriendo ser una nota compartida en su memoria, hoy quisieron dejarle un momento de mi inspiración libre...

Vuelvo entonces a zambullirme en su sonrisa bendita, sin querer perturbarle su alegría, así como la brisa del mar o el roció del altiplano, solo volver a ser otro elemento más que disfruta de su vecindad en el paisaje. Siga ud por favor incauta, sin percatarse de mis palabras, pues créame que así ellas suelen ser más felices y completas, ellas así suelen formarse muy bonitas, sin temor a importunarle la mirada y la larga alegría.



ARDES.

sábado, agosto 02, 2014

Pendientes


Tengo algunos sueños pendientes,
algunos en mi pasado, otros entre tus ojos, dedos y labios;
tengo algunos sueños empeñados entre tus pasos…

Tengo negocios pendientes que solo resolveré a tu costado,
a la sombra de tu cuerpo postrado entre mis brazos…

Tengo una deuda inexorable con Morfeo,
por haber alcahueteado tanto tiempo nuestros juegos…

Tengo un cofre en mi pecho,
donde aún caben más de tus sonrisas, besos y caricias;
donde busco cada día un poco de tu melodía...

Tengo esta memoria traicionera tan vendida a tu recuerdo,
que ni pa que pienso en olvidarte, si ya he perdido todo chance...

Tengo, tengo, tengo...

Tengo un pedazo de tus besos clavado en mi pecho
y remansos de tu aliento endulzándome los labios
un mar de sueños, un sin fin de cuentos,
centenares de canciones y boleros noctámbulos,
poemas, frases y sonetos.

Tengo tanto de ti en mi ser,
que pa que te digo que te marches tranquila,
si al mudarte igual tendrás que guardarme como equipaje.

Y al final tengo una ausencia que se limita a tu cuerpo, 
pues de ti, aún guardo la esencia de cada acto, hecho y pensamiento..

Henry. Ardes.

Reflexión I

Esos silencios cómplices que se dejaron atrás, camuflados entre el humo sigiloso y estimulante, hoy ayuda a carburar la caldera que le hace contra a las ausencias, mientras el alma se arropa con los murmullos de las musas no profanadas... hoy solo se consumen las remembranzas; carnes, pieles y de más, serán menú para otra noche.


Henry.

miércoles, febrero 26, 2014

Manifiesto

Se perdieron las huellas en la arena, así como la magia de mis dedos en la suavidad de la roca tallada por el mar; se diluye la memoria sedentaria, en la sombra de un corazón temeroso de ser sí mismo; se niega la otrora existencia de un ser dual e incompleto, que marcha sin contexto; se va desprendiendo la huella del pasado, de tal forma, que ahora cargo una nueva marca perpetua en mis labios.

Son ahora las pestañas las que dictan las maniobras del amante, son ahora temerosos telegramas del sentimiento y la pasión; viven ahora huyendo a la pervertida idea de imagen inmutable, la negación a su naturaleza imperfecta, a su naturaleza carne. Hoy se es iletrado y no ciego; hoy ya no se puede leer a una mujer como se hace con el braille; hoy toca abrirle los ojos a la magia y a los sueños, desvelándolos de paso, para encontrar el correcto proceder que dicta lo que es “propio”.

¿Quiénes son a los que se les ocurrió ponerle reglas a los sueños, a los sentimientos y la magia de un momento o de unas letras? ¿Cuál fue el genio que hablo de ciencia con el amor y de paso dijo que le entendió? Aquellos duermen entre las sábanas y con pijama, besan en privado y miran de reojo; rosan con morbo y respiran asfixiados.

Soy disidente y en su lógica un mal pensante, me niego la racionalización de un suspiro o un orgasmo y me declaro conservador profundo, cuando, con tacto de ciego, de amar el cuerpo de una mujer se trata; no beso, devoro y con el hambre del licántropo, no con el frenesí del vampiro; no hago el amor, lo gozo; no escondo mis pasiones, las dejo públicamente a la vista de la interesada y por último, recuerdo el pubis de cada amante, entre cuyas piernas he sido devorado.

Si el mar borra las huellas en la playa, vuelvo y las marco, vuelvo paso a paso por su piel, beso a beso a cosechar lunares; no espere que ayude a pavimentarle la vida, yo que vivo y vuelo entre la magia de los boques y los andes. Entienda usted que llega, que amor del mío no va por medias, ni con recatos, es entero y profundo. Entienda que prefiero no dormir, que amanecer con sed de besos y sexo, que son más válidas las alas de un hada, que los pies de una princesa y que vivo engendrando sátiros parlantes con forma de versos.

Quedo al lado del mar, no para borrarme la huellas si no para lavarme las penas inmaduras y baño mi torso en el rio, para cargarme de su vida y limpiarme las heridas. Entienda usted que llega, que si quiere amar la ligereza de mi diástole y mi sístole, tendrá que vivir en disidencia y pasional locura mágica.


Henry. Ar.Jr

miércoles, enero 22, 2014

Inventario

Estoy contemplando la escena sobre mi escritorio y me encuentro con que se me van perdiendo los pasos, se me están perdiendo las plumas guardadas del pasado, esas recogidas en las plazas, en las calles sin memoria, en algún recodo del camino.

Y tocándome el pecho, encuentro que se me están borrando las comisuras del corazón, sus estrías, testimonio de aquel tiempo donde ame a reventar; se me borran, así como con el tiempo lo hacen las líneas de la calavera, así como se desvanecen las marcas del camino tantas veces recorrido.

Igualmente envolate la noción de tiempo, encontrando ante mis labios besos dados hace ya tantos años, rostros perdidos de placer en la oscuridad de una noche cómplice. Los veo surgir junto a los últimos ojos que vibraron ante mí, junto a ese pecho donde reposo mi corazón trémulo.

También descubro sobre mi mesa de noche, la ausencia de un sueño arrancado con frialdad de su nicho y del cual tan solo queda la madera rayada y un beso que flota en un vaso con agua. Descubrí también que se volvió inmensa, para mi, la mesa de noche con la lámpara y sin tu foto.

Finalmente entiendo que dos almohadas por ahora son suficiente; que las arcas valen más con menos sueños y más oro, aunque más cuestan para mi esa sonrisa y esa mirada; que en uno noventa por uno sesenta se pueden hallar todas las estaciones y más intensas; que el pasado, como un banco, tan solo perdona cuanto termina de cobrar sus intereses; que aún tengo un alma de cristal y un corazón escarlata y brillante; que en tu cuerpo falta un lunar y ahora en mi labio yace uno nuevo; que no es que guarde menos equipaje, si no que tengo más cosas prestadas; que seguiré viendo sonreír a la luna, a pesar de cerrar los ojos y que para limpiar mi corazón más bien espero a la entrega de mi puesto en esta tierra.


Anuncio: busco plumas, pasos, lunares y tu beso…

Ardes. Henry