miércoles, enero 22, 2014

Inventario

Estoy contemplando la escena sobre mi escritorio y me encuentro con que se me van perdiendo los pasos, se me están perdiendo las plumas guardadas del pasado, esas recogidas en las plazas, en las calles sin memoria, en algún recodo del camino.

Y tocándome el pecho, encuentro que se me están borrando las comisuras del corazón, sus estrías, testimonio de aquel tiempo donde ame a reventar; se me borran, así como con el tiempo lo hacen las líneas de la calavera, así como se desvanecen las marcas del camino tantas veces recorrido.

Igualmente envolate la noción de tiempo, encontrando ante mis labios besos dados hace ya tantos años, rostros perdidos de placer en la oscuridad de una noche cómplice. Los veo surgir junto a los últimos ojos que vibraron ante mí, junto a ese pecho donde reposo mi corazón trémulo.

También descubro sobre mi mesa de noche, la ausencia de un sueño arrancado con frialdad de su nicho y del cual tan solo queda la madera rayada y un beso que flota en un vaso con agua. Descubrí también que se volvió inmensa, para mi, la mesa de noche con la lámpara y sin tu foto.

Finalmente entiendo que dos almohadas por ahora son suficiente; que las arcas valen más con menos sueños y más oro, aunque más cuestan para mi esa sonrisa y esa mirada; que en uno noventa por uno sesenta se pueden hallar todas las estaciones y más intensas; que el pasado, como un banco, tan solo perdona cuanto termina de cobrar sus intereses; que aún tengo un alma de cristal y un corazón escarlata y brillante; que en tu cuerpo falta un lunar y ahora en mi labio yace uno nuevo; que no es que guarde menos equipaje, si no que tengo más cosas prestadas; que seguiré viendo sonreír a la luna, a pesar de cerrar los ojos y que para limpiar mi corazón más bien espero a la entrega de mi puesto en esta tierra.


Anuncio: busco plumas, pasos, lunares y tu beso…

Ardes. Henry