con el que sortee ese estado implacable de una
sonrisa,
un método silencioso, sutil, que cruce el espacio
furtivamente,
procedimiento libre de angustia y protocolo.
Para ello será necesario ensayar con validación
estadística,
ir refinando meticulosamente, cada uno de los pasos
detallando para cada ensayo la intensidad de las
reacciones,
describiendo hasta el accionar de la más mínima
respuesta.
Una variable importante a considerar será la
vigilia,
la ejercida por los ojos y la respiración, principal
delator
que también son, ante la ignorancia del deseo,
una marca delirante, que estimula o desalienta.
Ya terminado será entonces el momento de aplicar
y es ahí, justo en ese instante, en el que será imprescindible
haber definido si esos besos irán tan solo a los
labios
o tendrán como objetivos los más profundos rincones…
del corazón.
Ardes. (.R)
Foto por Uran
Foto por Uran